La separación matrimonial de Arantxa Sánchez Vicario y su marido, Josep Santacana, se ha convertido en una especie de reality show con filtraciones interesadas, declaraciones a pie de calle o del despacho de su abogado en el caso de la deportista. Ambos no pueden hablar directamente, porque en su día firmaron un acuerdo de confidencialidad como hacen muchos personajes famosos. En el caso de Arantxa, lo está cumpliendo, aunque haya aparecido de refilón apoyando con su presencia las declaraciones de su letrado. El abogado ha sido muy claro y ha explicado lo que quiere su clienta: "La señora Sánchez quiere saber dónde esta el dinero, las casas, las ventas inmobiliarias y qué se hecho con el activo, porque era él quien estaba al tanto de la economía. Arantxa se dedicaba al tenis".
La conversación con el periodista Pepe del Real finalizó con unas palabras de la protagonista para 'El programa de Ana Rosa', donde ha asegurado que está viviendo una situación muy complicada y le dedica a Ana Rosa Quintana una amarga confesión: "Lo estoy pasando muy mal. Quiero que esto se acabe lo antes posible. Ana Rosa, a ver si nos encontramos en otras circunstancias".
Por su parte, Josep Santacana se ha manifestado a través de su entorno más cercano, que ofrece datos que chocan frontalmente con la defensa de su exmujer. La familia también ha salido en su defensa, asegurando que todo es una especie de complot contra el empresario. Uno de los datos que ofrece esta versión de los hechos es que no es cierta la mala situación económica, "ni antes ni ahora", y mucho menos que fuera un estafador. "No hay ninguna sentencia condenatoria y si hubiera sido así, no le habrían facilitado la carta verde para trabajar en Estados Unidos". Por el momento, Santacana prefiere callar y lo único que ha hecho ha sido saludar justo cuando acudía al despacho de su abogado.
La situación, tanto afectiva como patrimonial, del matrimonio se embrolla cada vez más. Incluso hay versiones contradictorias en este sentido. Según ha publicado Vanitatis en exclusiva, en el 2008 Sánchez Vicario era una mujer potente económicamente con saldos en efectivo de 18 millones de euros y un resto de hasta 35 millones en activos. Cuesta creer que en menos de 10 años se liquidara este patrimonio y ahora -como asegura su abogado- no tiene nada. De hecho, por esta falta de liquidez, al no pagar al Banco de Luxemburgo, la deuda podría llevar a la pareja a la cárcel, ya que la entidad bancaria así lo solicita en su querella.
También se ha documentado que la relación entre ellos hace un año era la de una pareja en pleno proceso de divorcio de mutuo acuerdo. Vivían en apartamentos diferentes, muy cercanos y con una relación por los hijos positiva. Cuando Arantxa viajaba por temas deportivos, era el marido el que se quedaba con los niños sin acuerdos legales previos.
Twitter: @TwiSalvameDelux
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