La despedida de Iván Fandiño fue una de las más duras de las que se recuerdan en el mundo del toro. El diestro sufrió una grave cornada el pasado 17 de junio, la cual terminó con su vida con tan solo 36 años. Un adiós apresurado que pilló a todos por sorpresa, a todos menos al propio torero, que tenía muy claro qué ponía en juego cuando pisaba el albero y por ello decidió esconder una carta de despedida para aquellos a los que ama, para que su ausencia no deje un vacío en sus vidas.
Él no quería irse sin plantearle a los suyos con idea de la muerte. Esto se le vino a la cabeza el 15 de mayo de 2015, después de torear él solo en Las Ventas a seis toros y salir por la puerta grande con todos los honores y con los vítores del público. Esto le dio qué pensar y así se puso a escribir sobre qué esperaba del futuro, cómo recibiría el final de sus días y a qué le tenía miedo en vida.
“Seguramente, si estás leyendo esto, todo habrá acabado”, comienza la carta escrita por Fandiño y que su mujer encontró de forma fortuita en casa cuando se encontraba limpiando. No pudo dar crédito a lo que había caído en sus manos. Una carta de despedida escrita dos años antes de su muerte que parece premonitoria y en la que aprovecha para despedirse de sus padres, su hermana, su apoderado y, por supuesto, también de su mujer. El mensaje que quería transmitirles es que “mi alma está tranquila”, una afirmación que hiela la sangre sabiendo que se lee dos meses después de su muerte, cuando el dolor por su pérdida aún está latente.
“El mañana no le está asegurado a nadie”, es otra de sus grandes frases que se recogen en este escrito personal. Pero hay más. Más frases en las que las personas que han estado a su lado en sus días más felices encuentran consuelo: “Probablemente, el precio que me ha tocado pagar es demasiado duro, pero mi alma está tranquila”
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