Mucho desconcierto ha habido a lo largo de la semana con la posibilidad de que la infanta Cristina haya visitado ya a su marido, Iñaki Urdangarin, en la cárcel. Desde unos medios se aseguraba que sí, mientras que otros negaban tajantemente tal posibilidad, escudándose en que no habían sido testigos de su paso por la prisión de Brieva y que no había imágenes resultantes.
Desde la revista SEMANA informaron de lo difícil que resultaría que estas fotografías viesen la luz, no tanto por una cuestión de censura, sino porque la Guardia Civil, en colaboración con el equipo de escoltas de la hermana del Rey Felipe VI, han puesto medios para que los fotógrafos no puedan centrar los objetivos de sus cámaras en el aparcamiento privado en el que estacionaría la infanta. Una cuestión que viene justificada por motivos de seguridad. Un privilegio del que no goza el resto de reclusas.
Sin embargo, finalmente la verdad ha trascendido y efectivamente la infanta Cristina ya ha podido conocer en primera persona cómo se encuentra Iñaki Urdangarin en sus primeros días en prisión. Fue el pasado domingo 24 de julio cuando tuvo lugar este reencuentro de los exduques de Palma, tal y como adelantó en su momento ‘Informalia’ y desmintieron en bloque la mayoría de medios generalistas, que ahora no les queda más remedio que rendirse ante la evidencia.
Urdangarin ingresó en prisión el lunes 18 de julio y desde ese mismo instante, reporteros y fotógrafos han hecho guardia en las inmediaciones del centro penitenciario de mujeres de Brieva. Lo hacía para cumplir una condena de cinco años y diez meses por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales. Un oscuro futuro el que le espera al que fuese el yerno favorito del Rey don Juan Carlos, que tras una semana entre rejas tenía derecho a recibir una visita de 40 minutos y la cual disfrutó la infanta Cristina seis días después de su encarcelamiento.
Parte del desconcierto existente reside en el hecho de que la infanta Cristina fue fotografiada en Ginebra horas antes de volar a Madrid. Lo hacía en compañía de su hermana, la infanta Elena, sus hijos y su suegra, que se reunieron para celebrar la graduación del segundo hijo del matrimonio, Pablo Urdangarin, que había terminado sus estudios en el École Internacionale de Genève. No obstante, tras el festejo, la infanta tomó un vuelo con destino a Madrid y se desplazó después a Ávila, donde se encuentra la cárcel de Brieva, para arropar a su marido en uno de los peores momentos de su vida.
¿A qué hora lo hizo? Un misterio, porque no fue en el horario habitual de visitas y, desde el centro penitenciario, reconocen que este tipo de prácticas no es tan extraño y que a veces, dependiendo de las demandas de los reclusos, se habilitan otros horarios para recibir visitas más allá del oficial. El caso de la infanta Cristina y Urdangarin ha sido una de esas excepciones especiales.
Twitter: @TwiSalvameDelux
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